Europa lidera a nivel mundial la gestión de residuos plásticos, a través de una ambiciosa estrategia -presentada a principios de 2018- cuya meta es transitar de manera integral y sólida hacia una economía cada vez más circular, reduciendo la contaminación y al mismo tiempo, fomentando la innovación y el desarrollo de nuevas industrias relacionadas con el reciclaje.

Europa lidera a nivel mundial la gestión de residuos plásticos, a través de una ambiciosa estrategia -presentada a principios de 2018- cuya meta es transitar de manera integral y sólida hacia una economía cada vez más circular, reduciendo la contaminación y al mismo tiempo, fomentando la innovación y el desarrollo de nuevas industrias relacionadas con el reciclaje, estableciendo para ello nuevas normas que mejoren la facilidad de reciclaje del plástico presente en los envases y que aumente la demanda de plástico reciclado.

Entre los desafíos planteados por esta estrategia, destacan las siguientes medidas: todos los envases de plástico del mercado de la Unión Europea (UE) deberán ser reciclables o reutilizables antes de 2030; reducir el consumo de plásticos de un solo uso; y restricción de la utilización deliberada de microplásticos.

Si bien el foco de la estrategia es fomentar la producción y consumo responsables de los plásticos, ésta también consideró la prohibición de algunas aplicaciones de un solo uso de difícil gestión. Así, en 2019 el Parlamento Europeo estableció que para el año 2021 deberán dejar de producirse y comercializarse los bastoncillos de algodón, los cubiertos, los platos, las bombillas, los agitadores de bebidas, las varillas para globos, los productos fabricados con plástico oxo-degradable y los envases de alimentos y bebidas de poliestireno expandido.

Es relevante el hecho de que esta estrategia no sólo supone restricciones para la industria, sino también, incentivos para su transformación y mejora continua, buscando añadir valor al sector plástico y haciendo que el reciclaje sea rentable para las empresas. Por ejemplo, aumentará el apoyo a la innovación, con 100 millones de euros adicionales -que se suman a los más de 250 millones de euros ya invertidos en esta materia-, procedentes del programa de investigación e innovación Horizonte 2020 de la UE. Estos fondos se destinarán a financiar el desarrollo de materiales plásticos más avanzados y reciclables, a la creación de procesos de reciclaje más eficaces y al seguimiento y retirada de sustancias peligrosas y contaminantes de los plásticos reciclados.

Asimismo, la Unión Europea ha puesto énfasis en la importancia del trabajo colaborativo de todos los actores de la cadena, para lograr una implementación exitosa de la estrategia. Es así como el compromiso de la industria del plástico europea está creciendo, y hoy vemos cómo seis organizaciones -Plastics Recyclers Europe (PRE), Petcore Europe, European Carpet and Rug Association (ECRA), Polyolefin Circular Economy Platform (PCEP Europe), European Plastics Converters (EuPC) y VinylPlus®-, en colaboración con la Comisión Europea, han adoptado un marco de compromisos voluntarios destinado a dar continuidad y ampliar las actividades de reciclaje de plástico existentes. El objetivo global es alcanzar una tasa de reciclaje del 50 % de los residuos plásticos antes de 2040.
Por otra parte, Plastics Europe publicó “Plastics 2030, Voluntary Commitment”, una iniciativa que busca potenciar la reutilización y reciclaje, evitando que los plásticos terminen su vida útil en los océanos.
El caso de las botellas plásticas
El Parlamento Europeo definió también, a mediados de 2019, medidas especiales para las botellas PET, un material ampliamente reconocido por los consumidores y fácilmente reciclable. De esta forma, se estableció que los estados miembros de la Unión Europea deberán recuperar el 90% de las botellas de plástico al 2029; para el año 2025, el 25% del plástico contenido en las botellas deberá ser reciclado, aumentando a un 30% en 2030.
La experiencia europea ha sido un modelo a seguir al momento de desarrollar políticas públicas medioambientales en Chile. Lo fue en un comienzo la Ley REP y hoy vemos que el proyecto de ley que busca regular los plásticos de un solo uso (actualmente en discusión en la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara de Diputados) también sufrió distintas modificaciones en su primer trámite en la Comisión de Medio Ambiente del Senado, hasta llegar a una versión que actualmente busca fomentar la retornabilidad y la incorporación de materia prima reciclada en la fabricación de botellas PET.
Con metas muchísimo más ambiciosas que las de la UE, hoy el proyecto de ley chileno establece que las botellas PET deberán estar compuestas por un porcentaje de plástico que haya sido recolectado y reciclado dentro del país. Respecto de la incorporación de reciclado, se fijó una meta de 25% para el año 2025, un 50% para 2030, un 55% al 2040 y un 70% al 2050.